Cuando nos aplicamos una crema en la piel, esperamos que los ingredientes activos del producto se absorban y acaben llegando a todas las capas de la epidermis y dermis. Esta penetración se denomina penetración dérmica o penetración en la piel. Sin embargo, hay que tener en cuenta que no todos los productos pueden penetrar a través de la epidermis hasta las capas más profundas. Esto depende de los ingredientes activos del producto, del vehículo y de muchos otros factores.
Hay muchas sustancias que pueden ser absorbidas por la piel. Entre ellas se encuentra el agua, así como numerosas moléculas orgánicas e inorgánicas. El vehículo utilizado para elaborar un producto cosmético es un factor importante en lo que respecta a la penetración dérmica, ya que algunos ingredientes tienen una gran afinidad por determinados tipos de soluciones de formulación. Es el caso, por ejemplo, de las emulsiones de aceite en agua.
La penetración cutánea se refiere al transporte de una especie química desde el exterior del cuerpo, a través de la superficie de la piel, hasta las capas más profundas de la misma. La penetración puede deberse a la difusión o al transporte por flujo sanguíneo. La permeación cutánea, en cambio, se refiere al transporte a través de la piel que está mediado por un proceso de transporte. Hay muchas moléculas que no permean la piel por sí solas, pero que pueden hacerlo cuando se acoplan a dichos portadores.
Los cosméticos se han utilizado tradicionalmente de forma tópica, es decir, se colocan sobre la superficie de la piel para protegerla, hidratarla, darle color, etc. Con el tiempo, el concepto de uso de "cosmecéuticos" ha evolucionado, y muchas empresas de cosméticos han sacado productos que dicen tener un efecto terapéutico cuando se aplican a la piel. El uso de cosméticos se ha asociado a efectos sistémicos, que pueden ser perjudiciales si no se siguen ciertas pautas (por ejemplo, la exposición excesiva a la radiación ultravioleta).
Existe una creciente demanda de productos cosméticos que puedan presentar una penetración dérmica y, por tanto, proporcionar un agente que afecte a las capas más profundas de la piel. Sin embargo, esta necesidad debe equilibrarse con los riesgos potenciales asociados a dicha penetración. Hay muchos ejemplos de ingredientes cosméticos que, según los informes, penetran a través de la piel y llegan a las capas más profundas. Por el contrario, hay numerosos informes que describen la penetración como insignificante o ausente, incluso después de la aplicación repetida de un determinado producto durante un período de tiempo prolongado.
La eficacia de muchos productos cosméticos depende de su capacidad para hacer penetrar un ingrediente activo en la piel. El vehículo utilizado para este fin está diseñado para ayudar a la penetración, pero normalmente no es posible lograr una entrega significativa sin una formulación adecuada. Cuando se desarrolla un nuevo producto cosmético, es esencial determinar si los ingredientes activos pueden ser absorbidos a través de la piel y si esto conducirá a los resultados deseados, ya sea a nivel local o sistémico.
La eficacia de los cosméticos suele evaluarse mediante ensayos clínicos, en los que simplemente se aplica el producto y no se cuantifica su capacidad de penetración a través de la piel. Aunque se trata de una medida útil para determinar si es posible lograr la penetración dérmica, estos experimentos no proporcionan información sobre la cantidad de ingrediente activo que penetra y llega a las capas más profundas. La medición de la absorción dérmica de un producto cosmético es una tarea compleja y requiere la aplicación de los métodos analíticos correctos. La mayoría de los dermatólogos a los que se les ha pedido que analicen la penetración dérmica han aplicado metodologías incorrectas y han llegado a conclusiones erróneas.
Hay muchos ejemplos, como las cremas antienvejecimiento, los sérums, los champús/acondicionadores, los tratamientos para el contorno de ojos, los autobronceadores, etc.